Sinopsis

Un sueño caótico

¿Casualidad o causalidad?

Un joven matemático decide dejar sus clases en la Universidad de Barcelona para dedicarse a dar conferencias por toda la ciudad sobre la Teoría del Caos en la que se ha especializado. Una noche aciaga y lluviosa se despierta bruscamente debido a un extraño sueño del que recuerda pequeños detalles y de los que no entenderá lo que significan hasta días más tarde.

Así es como empieza la historia de Martín que, junto con otras dos personas que aparecen en su vida fruto de la casualidad, recorren una inusual aventura en busca de las piezas que conforman el puzle del destino.

Una antigua y secreta orden masónica compuesta por influyentes y desconocidos personajes se convierte en protagonista indiscutible de esta novela, perfectamente hilada, donde las reflexiones sobre la vida, viejos mandatarios nazis y poderosos espías británicos salpican de realidad y de ficción cada página.


Prólogo

Cerró los ojos, los apretó con toda la fuerza que pudo y contó hasta diez deseando que cuando los abriera de nuevo, todo hubiera pasado. Anhelando que realmente, las últimas semanas, hubieran sido un sueño, una horrible pesadilla y automáticamente desaparecería como por arte de magia en cuanto sus pestañas se separaran.

Martín pensaba que las cosas que ocurren cuando estás durmiendo eran como si no existieran, tenía esa infantil esperanza, que todos los niños poseen, de tener el poder de cerrar los ojos y des- aparecer. Pero no era así, ahí seguía, la cruda realidad se presentaba serena, impasible ante sus ojos, retándole, invitándole a seguir hacia adelante.

Hay ocasiones en las que creemos que podemos controlar nuestro destino, que vamos a ser capaces de encajar cada pieza de nuestro puzle particular y caótico de forma correcta, sin pensar que cada fragmento habita, ingrávido, alrededor de nuestro singular espacio.

En ese momento es cuando somos conscientes de que son sucesos casuales con un fin determinado, aunque todavía desconocido para el propio ser. Situaciones derivadas de alguna causa indefinida que produce efectos impredecibles sobre un destino, supuesta- mente, ya escrito.

Si lo pensáramos con la mente calma y el ánimo neutro, probablemente pensaríamos que se trata de distintas causalidades, que todo tiene su razón y que nada ocurre al azar. Cada movimiento de cada uno de nuestros músculos, cada pensamiento que genera nuestras frías mentes, cada sentimiento expresado e incluso recibido, viene predicho por alguna causa justificada y una razón lógica y natural.

Pero lo cierto es que no podemos, no es físicamente posible, esas piezas no dejan de moverse, rotan ligeras y suaves, contorneando nuestra propia silueta y no se dejan atrapar. Ellas deciden cuando se colocan, deciden el motivo, el lugar y el momento.

En ocasiones, un solo segundo, una décima de segundo, puede cambiar nuestras vidas. Podríamos estar tranquilamente durmiendo o simplemente durante el tiempo que dura un simple parpadeo, cuando de repente despiertas, abres los ojos de nuevo y eres testigo en tercera persona de cómo tu propia vida ha cambiado, contemplando con escepticismo ese cambio desde fuera, ajeno a tu propia existencia. Por muy observador que se sea y por mucha consciencia que se tenga de esa realidad, no se puede evitar. Eres, únicamente, un mero espectador sin poder de interacción.

Él sabía que era así, pero seguía sin poder aceptarlo, sin querer aceptarlo. ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Cuándo acabaría todo esto? Martín, se manifestaba como una persona sensata y cabal, y jamás dejaba nada a la oportunidad, pero en estos momentos no podía controlarlo y lo que se escapaba a su lógica y pasaba por un destino escrito el cual no podía registrar en su mente con sobrada sensatez, le estaba empezando a pasar factura.

¿Por qué le ocurría a él? ¿Cuántas personas más se iban a ver involucradas en sus circunstancias improvisadas? ¿El amor podría reemplazar al dolor como protagonista principal? Estas eran algunas de las preguntas que se hacía mientras esperaba de pie, inmóvil, sin apenas poder respirar, a que sus amigos volvieran sin poder hacer nada para evitar lo que se avecinaba.